En una de nuestras visitas a la capi, tras un paso obligado por la
librería especializada en cómics "Imágenes", vimos un cartel que
anunciaba un evento que se realizaba en ese mismo local. Se celebraba el 70ª
aniversario de Superman y, cómo no, tomamos buena nota del mismo.
Disfraces y refrigerios aparte, lo que más me interesaba era la
asistencia del genial Carlos Pacheco, el cual firmaría ejemplares. Pacheco es
uno de los artistas españoles que más han destacado mundialmente. Ha alternado
trabajos en las dos grandes editoriales americanas: Marvel y DC. Poder ver en
directo a uno de los grandes monstruos del cómic era algo que me emocionaba.
Así que, llegado el 7 de junio del 2008, allí estábamos mi mujer
Laura y yo. Nada más llegar, compramos el tomo de los X-Men "Tolerancia
Cero" para que nos lo dedicara y nos pusimos a la cola.
Carlos Pacheco comenzó a conversar amigablemente con los fans que
se congregaban alrededor de la mesa. De repente pude advertir que no solo
firmaba, sino que ¡dibujaba!
¡Dios, estaba haciéndole un dibujo al afortunado que estaba el
primero de la cola! Las piernas comenzaron a temblarme. ¿Iba a hacer dibujos
para todos? la cola era enorme, así que era seguro que no. Espera... ¿Está coloreándolo? ¡Madre mía!. El afortunado chaval se iba con su obra de arte y yo
lo odiaba profundamente. Llega el turno del segundo... el momento decisivo...
¿le haría otro dibujo?... Efectivamente, Pacheco seguía dibujando... pero
espera... ¡si dibuja a los personajes que la gente le pide! ¡arte a la carta!
Se ve que me vio la cara y mis ruegos surtieron efecto.
"Venga, uno más, pero a partir de aquí, dibujos rápidos". Aquella
frase era música celestial para mis oídos. Me supo mal por la gente de detrás
mía en la cola, pero... ¡la vida es dura, chavales!
"¿Qué te dibujo?", me preguntó... y yo, con la
cara roja como si Angelina Jolie me hubiese dado un beso en la mejilla, le
respondí balbuceando "una... Won... Wonder Wo... Woman". Entonces, el
maestro cerró unos segundos los ojos, los abrió y se puso a dibujar. Mientras, la gente
se acercaba y le preguntaba cosas... y yo pensaba: "¡calláos, malditos, no lo
distraigáis!". Aquella situación sacaba lo peor de mí.
Era una sensación indescriptible... Aquel dibujo iba tomando
forma y... ¡era una maravilla!. Que me perdonen los que acudieron a aquel
evento, pero el mío era ¡el mejor de todos! ¡Bwahahahahahaha!
Pacheco terminó de dibujarlo, se quedó mirándolo y la frase
que soltó me dejó helado: "que bien me ha quedado, me lo voy a
quedar". Se quedó mirándome y se empezó a reir. El tío cachondo me estaba
troleando. Según me confesó Laura, mi cara durante el evento daba pie a estas
cosas.
Al final, la recompensa fue muy grande, aunque más que
recompensa, fue un regalo. Tengo un gran recuerdo de aquel día. Lo que no sabía
es que este original era el primero de una colección que iría creciendo con el
tiempo, el punto de partida hacia no sé dónde, pero el viaje está siendo un
placer.
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