Ese mismo original podría estar en una gran colección, en un museo, expuesto en salones y en eventos... pero está en nuestro poder. Es una pequeña (o gran) obra de arte de interés cultural y, como tal, debemos tratarla.
Así que es nuestra "obligación" el cuidarlos y preservarlos, no por su valor económico, sino por su valía histórica y cultural.
Estos son varios puntos que deberíamos cumplir:
- No especular. Compremos siempre originales para nosotros, nunca para comerciar. Se puede dar el caso de que alguien adquiera un original para revenderlo y esto jamás ocurra, con lo cual estará siempre en unas manos que no lo apreciarán como debiera.
- No alterar el original bajo ninguna excepción que no sea la de su restauración.
- Guardar o exponer el original a salvo de daños y de agentes externos como la humedad, polvo, microorganismos, luz solar, paso del tiempo...
- Evitar la pérdida de elementos como tramas, bocadillos, añadidos...
- Cuando se envíen originales, protegerlos contra los golpes, dobleces o humedades ocasionadas durante el transporte. Cuando compremos, deberemos exigir que se protega adecuadamente el envío.
- Compartamos nuestros originales en portales como CAF, de esta forma se crea una extensa base de datos mundial donde se van teniendo identificadas las distintas piezas.
- Proteger nuestra vivienda adecuadamente contra robos y hurtos.
- Nunca dar públicamente nuestra dirección ni datos personales en foros, redes sociales, etc.
Vamos a ver un par de ejemplos reales de lo que NUNCA deberíamos hacer con un original. Estos dos casos han sido extraídos de la extensa información que nos ofrece el IMPRESCINDIBLE blog de nuestro amigo Rafa Amat: ARTCOMICenventa, mi blog de referencia donde he ido aprendiendo poco a poco sobre esta afición.
Caso 1:
Un tipo tiene una página original del número 8 de Superman, dibujado en 1987 por John Byrne. Pues a este hombre tan "inteligente" no se le ocurre otra cosa que llevarle la página a un colorista ¡para que se la pinte! Aqui vemos el estropicio, junto a la página publicada del cómic de 1987:
Original de la obra Ticonderoga del genial Hugo Pratt. En este caso, los textos fueron despegados por su antiguo propietario porque "afeaban el original":
Y paro ya, que se me ha quedado mal cuerpo...
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