Seguimos repasando las aventuras de Bumblebee dentro del universo de los Transformers, a través de los acontecimientos más importantes ocurridos en los primeros números de estos personajes, que son los que cayeron en mis manos cuando era un chaval.
Uno de los momentos más duros de Bumblebee fue el momento de su desaparición, durante una serie limitada que reunía a los Transformers y a los G.I.Joe en una historia en la que el mundo estaba en juego. La acción transcurre en el número 22 de la colección de los G.I.Joe.
En esta historia, los G.I. Joe se encontraban vigilando una peligrosa central nuclear desarrollada por el gobierno norteamericano dentro de una gran polémica en torno a la seguridad de dicha instalación.
Al mismo tiempo, Optimus Prime envía a nuestro protagonista a vigilar la central nuclear, por si acaso los malvados Decepticon planeaban robarla.
Cuando el Autobot llega a la base y se transforma para salvar a un niño de ser atropellado, es tomado como una amenaza y es atacado de forma brutal por los G.I.Joe. A consecuencia de este ataque, Bumblebee es destruido.
Afortunadamente, en el siguiente número de los G.I.Joe, el 23, Bumblebee es reconstruido y recibe un cuerpo más poderoso, llamándose a partir de ese momento Goldbug.
Sin embargo, esto no pasó con el relato que comentamos a continuación. El número 25 de la serie cayó en mis manos. Era un número bastante adelantado respecto a los otros que tenía. En dicho número me enteré de la muerte de Optimus Prime y de que los Autobots estaban ahora liderados por Grimlock, un Dinobot que no era de la confianza de Goldbug, con lo cual éste había abandonado el Arca. Vagaba por la tierra luchando contra los Decepticons junto a otro Autobot, Blaster. Esto demostraba la importancia de Bumblebee/Goldbug en la serie, ya que la historia ahora se centraba en él.
Esta historia me impactó una barbaridad. A la tierra llega una nave Decepticon que se estrella contra una zona montañosa. Su casi desguazado piloto había sido atacado por las Chatarras, una especie de pequeñas criaturas robóticas que se transformaban en tuercas, tornillos y elementos similares y que infectaban cualquier forma de vida mecánica.
Como hemos visto, Goldbug es infectado y, como era costumbre en estos comics, el número siempre finalizaba en su punto más interesante, obligándote a comprar el siguiente ejemplar. Lógicamente, esto se podía hacer si se tenía dinero y una tienda donde conseguirlo, lo cual no era mi caso. Estuve más de 10 años sin saber el final de esta aventura, aumentando en mi mente lo dramático de la situación. Finalmente conseguí el número 26 de Transformers y pude saber cómo concluye este episodio, con las infectas Chatarras como una de las mayores amenazas para nuestro amigo Goldbug.
Como he comentado, este argumento me impactó mucho en mi joven mente y, actualmente, cuando veo algún coche clásico irrecuperable por el óxido y la corrosión, de forma irremediable vienen a mi mente estas escenas.
En la siguiente entrega podremos ver parte de mi colección de juguetes Transformers, con las unidades de Bumblebee/Goldbug incluidas.